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Ciencia

Genética: Duranguenses con sangre africana

Posted: 29 noviembre, 2017 a las 12:30 pm   /   by   /   comments (0)

En la genética de los duranguenses no solamente hay sangre indígena de las etnias huichola, tepehuana, mexicanero, acaxe, entre otras que había a la llegada de los conquistadores de origen español.
Una tercera línea o raíz, generalmente desconocida y hasta negada o no aceptada por gran parte del norte, no fueron los franceses, portugueses o ingleses por la proximidad de los Estados Unidos, sino de esclavos africanos traídos por su comercialización, utilizados para trabajos forzados y la gran parte inhumanos de demasiada demanda física. El duranguense tiene tres raíces, en este orden: indígena, negro y en menor proporción español.



El tenerlos era una muestra de estatus, de ostentar gran cantidad de dinero por los costos, dependiendo de las características: altura, musculatura, fuerza, mansedumbre o muy rebelde, tanto hombres, mujeres y niños, según era el precio. Además de ser utilizados como fuerza de trabajo, eran vistos como mascotas, bestias o hasta objetos sexuales, de acuerdo a los testimonios de historiadores locales.
José Luis Ortiz Díaz, joven estudiante de la Maestría en Historia, y el doctor en Historia Miguel Vallebueno Garcinava, titular del Archivo Histórico del Estado, que en base a los archivos del Registro Civil y Archivos Notariales completos, principalmente de Nombre de Dios y San Juan del Río, señalan que este sector poblacional traído por los conquistadores tuvieron gran actividad y permanencia en algunas regiones de Durango, para considerarlos más adelante afromexicanos ubicados en determinadas regiones del país como en San Lorenzo de los Negros, Veracruz.
LA TERCERA RAÍZ
Para el estudiante de la Maestría en Ciencias y Humanidades con terminación historia del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado, el motivo de su estudio comenzó con una inquietud sobre africanos o de raza negra durante la época colonial en la creación de la Nueva Vizcaya y posteriores, “saber de una nueva raíz que la mayoría no conoce y que venimos de indígenas y españoles, no por discriminación, solo porque esa parte no se conoce”.
“No fue tan representativa como en Veracruz, Yucatán o Tabasco, entre otros estados de las costas de México y países como Colombia, Cuba, Brasil, El Salvador, donde son predominantemente población de esta raza sus ciudadanos”, detalló el joven investigador.
Algunos esclavos negros alcanzaban precios de hasta 700 pesos de oro, recurso que solamente gente con mucho caudal o poder financiero podría pagar y además los esclavos eran utilizados para pagar deudas también o a cambio de animales de granja o propiedades.



“En el Siglo XVII hay registros de 100 casos para Nombre de Dios en la compra de esclavos, de negros y mulatos, principalmente mulatos pero de ahí se da una idea que se puede rastrear una tercera raíz de los duranguenses que de alguna manera se lograron mezclar con las razas ya establecidas en la Nueva España y años posteriores cuando algunos logran comprar su libertad o emancipados por sus propietarios por algún favor recibido, incluso fidelidad a su servicio de varios años”.
Entre las características físicas (fenotipo) que pueden observarse en los duranguenses son: cabello chino, nariz ancha, altura, corpulentos o robustos, piel muy morena, tal vez no como un africano, pero predominan algunas de sus características a la fecha, no solo para los duranguenses sino varios habitantes de otros estados del norte del país como Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.
FUERZA DE TRABAJO
PARA LA CONQUISTA
Desde la Conquista esta raza era traída como fuerza de trabajo.
Alrededor del siglo XV da inicio la esclavitud y hasta el XIX se mantuvo, con algunos rescoldos años después bajo el argumento de que no tenían alma y eran juzgados o tomados como animales, como criaturas menos que animales y eran prácticamente arrancados de sus tribus, secuestrados con la colaboración de sus mismos paisanos más civilizados y comerciantes europeos.
“Comerciaban con tribus enteras, familias traídas a la fuerza para ser vendidos como esclavos en el nuevo mundo. Con esa visión de ser menos que animales justificaban hacer con ellos lo que quisieran desde el África, Congo, Angola, eran llevados primero por mercantes portugueses y después le siguieron los ingleses para abarcar mercados en toda Europa y después Nueva España con la llegada de conquistadores españoles a México.
Comenta José Luis que al leer obras del periodista nacido en Polonia, Ryzard Kapucinski, considerado padre del nuevo periodismo, viajó al Continente Africano y documentó por varios años los procesos de independencia de algunas regiones, pero le antecedían cerca de 500 años de sometimiento y extracción de negros para comerciar con ellos para ser llevados por los portugueses, ingleses y españoles a sus servicios, o vendidos. Con Inglaterra se suma Estados Unidos a estos proceso de extracción y compraventa, en travesías que duraban meses y en ese tiempo muchos perdían la vida por la insalubridad como eran transportados, hacinamiento, mala nutrición y sus entradas a Norteamérica eran por Nueva Orleans o Florida, puertos que daban por el Océano Atlántico y el Golfo de México.
“Con la llegada de conquistadores venían con su séquito de mozos ayudantes, principalmente negros y después incorporaron indígenas a sus servicios una vez que fueron sometidos. Los primeros pobladores en la fundación de Durango, hace más de 450 años, los archivos de Nombre de Dios y San Juan del Río, se conservan sin tantas lagunas como otros que no pudieron tomarse en cuenta para el estudio, porque para hacer demografía histórica se revisan los Archivos Parroquiales con sus libros de bautizos, donde quedan asentados matrimonios y entierros, quiénes se casan, nacen, a qué tipo de nivel racial pertenecían, entre otros datos que son importantes para dar forma a nuestra hipótesis de la predominancia de la raza negra durante la conquista y la colonia en Durango”.
El doctor en historia, Luis Carlos Quiñones, realizó una composición sociodemográfica para el siglo XVII y señala que la población para este tiempo era de aproximadamente un 20 por ciento mulato, es decir negros mezclados con españoles o de raza blanca, porque de aquí se ubican por lo menos cerca de 10 variaciones o combinaciones de las cruzas entre indígenas, mestizos, negros, españoles y mulatos (zambo, lobo, saltapatrás, coyote, entre otros).
LA REVOLUCIÓN DE “YANGA”
EN VERACRUZ
La trata de esclavos el asiento era en Portugal y tenía dos colonias en África, Angola y Mozambique, de ahí los enviaba a la Corona española para los trabajos en minas, en ranchos, plantaciones, y al independizarse Portugal de España el comercio pasa a los ingleses.
Pero la cantidad de esclavos en la Nueva España estaba creciendo de manera acelerada y surge en ese tiempo, 1640, la rebelión de Yanga, un esclavo “cimarrón”, como se le conocía a los negros nacidos en el territorio de México y parte del sur del continente, antes “Las Indias” y el Virrey le informan al Rey en ese momento que era necesario frenar la entrada de estos esclavos y para 1713 solo quedan algunas comunidades reducidas, principalmente en estados de las costas del país.
“No hay comunidades grandes al norte y noroeste del país, porque los esclavos que obedecían las órdenes de Yanga asaltaban los grupos de comerciantes en los caminos de México a Veracruz y parte del norte del país y liberaban a sus hermanos de raza, por ello el asiento en estos lugares como Durango no hubo quien se quedara”, señaló Vallebueno Garcinava.
Por esa condición el norteño es más alto que los mexicanos del sur del país y no fue por la mezcla de las razas española, franceses, ingleses o norteamericanos, que eran minorías en México de aquellos años, fue por la raza africana que tuvieron descendencia e incidencia en aquel tiempo. En África también hay diferencias en sus etnias, desde pigmeos o los Zúlus, muy altos y de piel más oscura que el promedio, refiere el doctor en Historia.
ESPAÑOLES TENÍAN DOBLE FAMILIA
Una gran cantidad de españoles acomodados de aquella época tenían el poder económico para tener una doble familia, relata Miguel Vallebueno, por un lado su familia de estatus con sus hijos reconocidos, que le daban un lugar en la sociedad y ante la Corona Española si eran nobles.
Por otra parte, una familia con una mujer de raza negra o mulata, generalmente sus hijos eran hijos no reconocidos, ilegítimos, mientras no había nupcias ni reconocimiento para las segundas esposas, ante la Iglesia Católica de ese tiempo sobre todo por guardar las apariencias, uno de los apellidos prominentes era el de don Cristóbal de Nevárez Heredia, quien tenía esa modalidad de convivir con dos familias a la vez y sus hijos, casualmente, aparecían en las puertas de la casa como si fueran un regalo y posteriormente los adoptaban, sin darles el trato de sus hijos de sangre, claro está.
“Las mulatas eran muy bellas, se arreglaban muy bien y compraban joyas y vestidos de la época y los españoles tenían amplias preferencias por ellas para sus amoríos. Hay una novela que se llama -La Mulata de Córdova- que da muestra de ese hecho y asienta como eran esas relaciones en aquel tiempo”, añadió el doctor en Historia.