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Roy Moore: Otra mujer acusa de abusos sexuales al candidato republicano al Senado
El líder de la Cámara Alta dice creer las acusaciones contra Roy Moore y le pide que renuncie.
Una nueva presunta víctima de Roy Moore emergió a las pocas horas de que el líder de los republicanos en el Senado le pidiera que renunciara a su candidatura a la Cámara Alta. Se trata de otra mujer de Alabama, que también le acusa de un asalto sexual cuando era menor. “Me agarró y me puso las manos en el pecho. Me cogió por el cuello. Pensé que iba a violarme. Pero estaba determinada a que no tuviera sexo conmigo”, relató Beverly Young Nelson en una rueda de prensa en Manhattan.
Con ella son dos las mujeres que acusan al político de abuso cuando eran menores. El presunto asalto se produjo en 1977 cuando ella tenía 16 años. Moore, de 70 años, era fiscal de distrito en el condado de Etowah y tenía entonces 30 años. Ella trabajaba de camarera en un restaurante que él frecuentaba.
Moore, candidato republicano a senador federal por Alabama, ya vivía acechado por una acusación de abuso sexual a Leigh Corfman cuando ella tenía 14 años en 1979. El líder conservador del Senado, Mitch McConnell, consideró este lunes que el aspirante por Alabama “debería dar un paso al lado” y renunciar a las elecciones del 12 de diciembre. El escándalo sexual se ha convertido en una pesadilla para el aparato republicano en Washington que teme ahora lo que parecía imposible: perder un sólido feudo ante los demócratas, lo que debilitaría su exigua mayoría legislativa en el Congreso.
Es un viraje mayúsculo. McConnell había dicho hasta ahora que Moore debería dimitir si las acusaciones se demostraran ciertas, como también ha señalado la Casa Blanca. El candidato, un jurista ultraconservador, las niega tajantemente y ve un complot en su contra.
Cuatro días después de que el diario The Washington Post destapara la polémica, citando a 30 fuentes en su artículo, el líder republicano aseguró creer la versión de Corfman, que alegó que Moore, que entonces tenía 32 años, la tocó y besó cuando ella tenía 14. Otras tres mujeres han dicho al rotativo que en esa misma época, cuando tenían entre 16 y 18 años, el jurista trató de seducirlas. “Creo a las mujeres. Sí”, dijo McConnell en un acto en Kentucky.
El escándalo tuvo lugar a principios de 1979. Moore, entonces fiscal asistente de distrito, se acercó a la adolescente Corfman y a su madre que estaban sentadas en un banco frente a un juzgado en el condado de Etowah. Ambas iban a acudir a una sesión sobre un caso de custodia infantil pero Moore le dijo a la madre que, si lo deseaba, podía cuidar de la niña mientras ella estaba en el juzgado. La progenitora aceptó. El hombre habló con la chica y consiguió su teléfono.
Al cabo de unos días, se vieron por primera vez. Él la recogió y la llevó a su casa en una zona rural, donde la besó. En una segunda visita, le sacó la blusa y los pantalones a ella mientras él se desnudaba, según la acusación. Hubo tocamientos hasta que Corfman dijo basta y pidió a Moore que la llevara de vuelta a su casa, como así hizo. Según la ley de Alabama, se trataría de un caso de abuso sexual en segundo grado, castigado con más de 12 meses de prisión y que, con agravantes, como el hecho de verse en casa de él, puede acarrear una condena de 10 años.
Las otras tres mujeres aseguran que Moore hizo aproximaciones hacia ellas, lo que inicialmente consideraron un piropo pero con el tiempo les perturbó. Ninguna sostiene que el hombre forzara algún tipo de contacto sexual.
Nueva acusación
Nelson relató este lunes su historia. Aseguró que en 1977, tras el trabajo, Moore le invitó a subirse a su coche para llevarla a casa tras el trabajo. “Era tarde, oscuro y frío”, describió, “pensé que estaba actuando de una manera amable así que acepté su invitación”.
“En lugar de llevarme a casa, paró el coche entre unos cubos de basura y la espalda del restaurante, donde no había luz”, relató rompiendo a llorar. “Traté de abrir la puerta y salir, pero me lo impidió. Le grité que parara. Estaba aterrorizada. Trató de quitarme la camisa”. Durante los días posteriores al incidente, trató de cubrir con maquillaje los moratones que le provocó el forcejeo. “Dejé mi trabajo porque no quería volver nunca más”.
Nelson, que se limitó a leer un comunicado, dejó claro que votó hace un año a Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos. “Esto no tiene nada que ver con política, ni con los republicanos ni con los demócratas, me atacó cuando era una niña”, afirmó. También dijo que si hubiera sido la única víctima de Moore, se “habría llevado el secreto a la tumba”.
La nueva presunta víctima tiene como abogada a Gloria Allred, que representó a una antigua concursante del programa The Apprentice que durante la campaña electoral acusó a Trump de abusos sexuales en 2007. La abogada de Los Ángeles tiene como clientes a mujeres que durante el último mes dieron la cara en público contra el productor de cine Harvey Weinstein. “No es nada fácil dar este paso después de tantos años”, señaló.
“Es una mujer muy valiente”, declaró Allred, “piensa que es su deber compartir su experiencia”. La nueva víctima guardó su secreto durante más de 40 años. “Tenía miedo de Moore y de su poder”, explicó. Cada vez que lo ve por televisión, dijo la abogada, “recuerda lo que le pasó de niña”. Su marido le animó a dar el paso y está dispuesta a declarar bajo juramento si se convoca una audiencia pública en el Senado. No tiene intención de emprender acciones legales.
¿Un candidato paralelo?
El tiempo corre en contra de los republicanos mientras se propaga la polémica. Moore, cuyo sobrenombre es La Roca, no da muestras de ceder. A un mes de las elecciones a senador por Alabama, McConnell explicó que contempla la posibilidad de que los electores puedan escribir el nombre de su candidato en la papeleta, una opción legal en EE UU pero que raramente se utiliza en grandes elecciones. Una de las opciones, dijo el líder del Senado, es que ese candidato escrito sea Luther Strange, que perdió las primarias republicanas contra Moore y que era el aspirante apoyado por McConnell y Trump.
En cualquier caso los republicanos corren el riesgo de perder un escaño clave o de mantenerlo pero teniendo un senador repudiado entre sus filas y que sería un blanco de ataques constantes de la oposición. Los demócratas no ganan en Alabama desde hace 25 años. Su candidato a senador, Doug Jones, se situaba en las encuestas más de 20 puntos por debajo de Moore. Pero es una incógnita el impacto que puede tener ahora el escándalo sexual entre los electores.
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