México
Museo del Horno3 en Monterrey, viaje al origen industrial de México
Adentrarse al coloso de acero Horno3, Museo interactivo de ciencia y tecnología en la capital regiomontana, es conocer los orígenes del México industrial del siglo XX y los vestigios de esa época que dio ruta de progreso al país.
Ubicado al oriente de Monterrey, en los terrenos del Parque Fundidora, resalta una enorme estructura de acero, el Alto Horno 3, que forma parte de la arqueología industrial de México y Latinoamérica, pues sus instalaciones fueron en su momento parte de la empresa Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.
Fue en esa empresa, donde se construyeron lo mismo los rieles de ferrocarril, que el acero para la silueta de la cúpula, de lo que sería el Palacio Legislativo en la Ciudad de México y que al final se convirtió en el Monumento a la Revolución, entre otras cosas.
Algo que muchos desconocen es que el edificio La Nacional, primer rascacielos en la capital del país construido entre 1932 y 1934, se realizó también con acero de la entonces pujante Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.
El director general del Museo del Acero Horno3, Luis López Pérez, resaltó en entrevista con Notimex la metamorfosis del emblemático espacio que formó parte del Nuevo León y el México industrial.
A nueve años de que inició sus operaciones, el Museo del Acero Horno3 consta de un laboratorio de ciencias, dos galerías, de historia y del acero, aunado a un espectáculo interactivo que muestra el proceso de fundición del fierro y el acero en la antigua Fundidora.
El paseo concluye por un recorrido en la cima de la mole industrial, el cual permite una panorámica desde las alturas de Monterrey y sus alrededores, en sus cuatro puntos cardinales; si se desea, en su restaurante “El Lingote”, también se puede degustar de una deliciosa comida regional o algún platillo internacional.
“El Museo Horno3 es más que un museo, es un centro de ciencia y tecnología, aparte es un espacio patrimonial, por la ubicación donde estamos, la estructura del Alto Horno No. 3 fue nombrada monumento artístico de la nación en 2009”, expresó López Pérez.
Ello, dijo, permite trabajar en un sitio “muy emblemático, que es histórico”, que formó parte de la ex Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, la primera siderúrgica de Latinoamérica, fundada el 5 de mayo de 1900 y que ante la quiebra, cerró sus puertas el 9 de mayo de 1986, para dar paso a lo que es hoy el Parque Fundidora.
Son 50 mil metros cuadrados de área que tenemos que proteger de manera continua en ciclos de cinco años aproximadamente, “es una responsabilidad muy importante, debido a que la estructura, desde el punto de vista patrimonial, tiene un valor invaluable para la historia de Nuevo León, de Monterrey y de México entero”, enfatizó.
López Pérez manifestó que si en otras zonas del país, como el centro o sur, edificaciones prehispánicas u otros vestigios arquitectónicos posteriores son símbolo de historia, “el Alto Horno No. 3 son las pirámides del norte de la República”.
En el noreste, “tal vez no hubo esa civilización que llegó hasta acá, pero fue un poco después, cuando el esfuerzo y la tenacidad de aquellas personas que iniciaron con la industrialización de México”, estableció.
“Son vestigios muy importantes que hablan diariamente de aquel esfuerzo que se tuvo que imprimir en aquellos inicios, para que toda la industria poco a poco fuera complementándose, son precisamente estas pirámides de acero las que nos dicen que desde ahí data ese crecimiento que tuvo el país con el paso del tiempo”, resaltó.
Ahora el Horno3, en su tiempo el más grande de Latinoamérica, “está lleno de ciencia, nosotros recibimos alrededor de mil 300, mil 400 niños diarios, de las escuelas públicas que nos visitan aquí al Horno, en el recorrido de dos horas”.
Este tiempo de visita incluye 20 minutos de un taller de ciencia, lo cual permite a los alumnos un valor agregado al recorrido a esa estructura construida a partir de 1964 y que se puso en operación en 1968.
El directivo expuso que en México hay muchos centros de ciencia, pero el Museo Horno3 es distinto al mostrar la historia, particularmente del acero, en el país, Latinoamérica y el mundo.
“Representó el parteaguas de la industrialización en México realmente y ahora con una vocación de ciencia y tecnología, recupera definitivamente esa parte que es la educación en la ciencia, que es la base de la industria”, manifestó.
El concepto de museo en este vestigio del México y Nuevo León industrial surgió en 2002 con un estudio de alternativas de desarrollo en el Parque Fundidora, para hacer más atractiva la visita al espacio con un centro interactivo de ciencia y tecnología, señaló su director general.
Destacó que recientemente el Museo Horno3 recibió el reconocimiento a la Diversificación del Producto Turístico 2016, el cual se entrega a los productos turísticos más sobresalientes del sector turístico cada año, a iniciativa de la Secretaría de Turismo federal y el Consejo de Promoción Turística de México.
Para la jefa de Atención al Visitante del Museo del Acero, Marta Piñeyro Morcos, destacó que desde su inauguración, en 2007, el singular espacio museístico ha recibido a más de un millón 600 mil visitantes.
“Horno3, Museo del Acero, es más que un museo, porque tiene un poquito para todo tipo de público, tenemos la parte interactiva que tiene que ver con la ciencia y la tecnología y todo este tema está alrededor del proceso productivo del acero, que es la excusa para la enseñanza de la ciencia y la tecnología”, dijo.
“Hay una oferta muy amplia en el tema de entender la importancia del Horno Alto No. 3, como sitio patrimonial, tenemos, por ejemplo, la galería de la historia que te explica cuál fue el rol de la industria del acero en el desarrollo de México durante el siglo XX, también puedes disfrutar en la casa de vaciados, de un espectáculo que recrea cómo funcionaba el Horno Alto”, abundó.
“Lo importante de este espectáculo es que no es narrado por actores, sino que son entrevistas con ex trabajadores, que de viva voz, los hombres del acero son los que van contando la historia de cómo sucedieron las cosas aquí”, citó.
El visitante tiene, además, “la oportunidad de deambular por toda la estructura, subir a varios niveles, como cuando vas a un sitio arqueológico, industrial, un convento o algo por el estilo”, mencionó.
“En realidad es un espacio único, porque podría haber en algún otro lugar una galería que contara esta historia, pero ningún lado tan apropiado como este lugar”, consideró.
“Además del escolar, que es el público cautivo de los museos evidentemente, el visitar un museo forma parte del desarrollo de los escolares, tenemos una gran cantidad de gente que viene no sólo de Monterrey, sino de otras partes de la República, del sur de Texas y de otros lugares del mundo, buscando conocer algo único”, comentó.
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