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cultura

Plástica Mexicana: Damián Ortega en permanente construcción

Posted: 25 noviembre, 2017 a las 7:00 am   /   by   /   comments (0)

En la FIL Guadalajara, el FCE presentará un libro que reúne textos que, desde distintos ángulos, abordan toda la producción del artista mexicano
CIUDAD DE MÉXICO.- El camino de Damián Ortega (Ciudad de México, 1967) en la plástica mexicana es zigzagueante. Él lo ha trazado así un tanto para escapar de los autoritarios racionalistas. Un tanto, también, por azar. La aventura que hay entre la caricatura política y la escultura, entre la instalación y el performance, entre el cine y la edición de libros. Saltos cuánticos sostenidos en el humor, la crítica y la creatividad.

Seguir entonces esa trayectoria sinuosa es entrar a una red de puntos conexos, advierte Luciano Concheiro, joven historiador. Conexiones temáticas y conceptuales que se esbozan en el libro Damián Ortega. Módulos de construcción. Textos críticos, editado por el Fondo de Cultura Económica. Un acercamiento al universo creativo de quien inició como caricaturista de prensa.



Es una introducción, señala Concheiro, sobre la vida y obra de Ortega desde la mirada de los otros: artistas, curadores, críticos, filósofos, historiadores, periodistas y amigos que comentaron en algún momento la obra de quien ha participado dos veces en la Bienal de Venecia, expuesto en la Tate Londres, el Museo Reina Sofía en España, por mencionar algunas exhibiciones internacionales.

La publicación reúne más de 40 textos –ensayos, reseñas, entrevistas, críticas– publicados entre 1991 y 2017. Una compilación a cargo de Concheiro que propone como un primer acercamiento a la producción polifacética del artista que lo mismo fundó en 2006 la editorial Alias que ahora trabaja en la construcción de hornos para cerámica y graneros para almacenar maíz en diversas comunidades indígenas.

El ejercicio de reunir textos entorno a la obra de una artista escritos por terceros se hizo primero con Gabriel Orozco y luego Abraham Cruzvillegas. Para Concheiro es un esbozo no sólo de la producción de un creador-autor, sino de un periodo del arte mexicano que en suma permite entender el presente creativo. El artista, dice, sirve de pretexto para revisar un periodo histórico.

“Nos permite construir reflexiones de profundidad, más allá de la obra de Damián, hay textos que van tocando temas paralelos como el materialismo, qué significa ser editor, la escultura. Presenta un crisol de problemas en el arte que evidentemente el objeto de estudio es Damián, pero es un tiro de escopeta que astilla y apunta a un montón de temas”, comenta de la publicación que se presentará mañana en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara.

Crisol creativo

La cuarentena de textos forma un abanico de perspectivas sobre un mismo universo estético, y en conjunto plantean a un artista difuso en fronteras creativas. Vago en las delimitaciones de lo que es arte para explorar los alcances de su producción. Ello queda reflejado en el mismo perfil de los textos. Hay ensayos de historiadores como Francisco Reyes Palma y curadores como Itala Schmelz que miran a Ortega en el contexto mexicano, pero también críticas de internacionales como Christophe Kihm, Mark Godfrey o Guy Brett que lo ven desde la globalización del arte.

Y aun cuando la organización de los textos es cronológica, y una primera lectura lineal hace una biografía de Ortega, en realidad el libro se piensa en el mismo sentido divergente de la creación del artista. Esto es que se puede leer sobre su trabajo en el diseño, y saltar hasta el texto que refiere a su editorial, o volver a sus esculturas como la famosa Cosmic Thing (2002) para después repasar sus reflexiones en una conversación con su amigos Abraham Cruzvillegas.

Para Ortega, la publicación es un remanso no sólo sobre su trabajo que, lamenta, se conoce y difunde más en el extranjero, sino también sobre el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX: “De alguna manera hay mucho temor por el presente y cuando ves los anaqueles de arte mexicano en las librerías parece que no hubiera pasado nada desde los muralistas, por eso es importante hacer una presencia, traer esa información y que se vuelvan parte de nuestra cultura cotidiana y del presente. No por pretensión mía, sino porque es importante reconocernos en la literatura, el cine y las artes clásicas del pasado para ver quiénes somos ahora”, recalca en entrevista.

Entonces, quien realizó una residencia en Berlín y otra en Lisboa considera el libro como un rescate de la memoria que servirá, o hará el intento, de mostrar a generaciones actuales el arte de los 90 e inicios de siglo XXI, muchas veces producido fuera del país. “Estos textos se vuelven algo muy vigente en la medida en que mi trabajo no se conoce mucho en México y este libro sería una buena manera de introducción y presentación. Es curioso que después de 20 años de trabajo esté saliendo hasta ahora, pero más vale tarde que nunca”, bromea Ortega.

Y es justo el humor el eje conductor en sus proyectos tan disímiles. Un humor no en el sentido de burla, sino de crítica. Ese que caracterizó sus primeras caricaturas en periódicos como La Jornada, o publicaciones independientes; el mismo humor que se mira en su instalación temprana Movimiento en falso (estabilidad y crecimiento económico (1999) o la pieza Muro elote (2011).

Concheiro organiza este “sistema dinámico” de temas en binomios: “Lo artesanal/lo industrial; el original/la copia; lo crudo/lo cocido; lo veloz/lo retardado; lo terrenal/lo cósmico; lo opaco/lo prístino; el truco óptico/la construcción física y material; la curva/el filo; el accidente/el orden sistemático; la improvisación/lo meditado; lo manual/la herramienta”, describe en la introducción del libro.

Para Ortega es más sencillo: “Es experimentación, es un juego para transformar el contexto en el que vivimos, pues toda vivencia es una experiencia que tiene que ver con la vida, con el arte”, dice quien juguetea con su propia biografía en una no autorizada escrita por él mismo que incluye el libro. Son notas, aclara, de su vida desde su nacimiento que esbozan a un artista que entiende al libro, a este mismo, como una escultura para transformar al lector.

Fuente:
Excélsior